Diciembre 23, 2016
Mujeres Operadoras
Lourdes Ovalle, Oscar Meneses, Edmundo Juárez
Ruta Cien, Mayo 1990
Marina Macedo Navarro
Operadora de R-100, enfermera instrumentista, esposa y madre de tres hijos, ella es Marina Macedo Navarro.
La historia de nuestra entrevistada se inicia hace 11 años, cuando por casualidad llegó a leer en un periódico un anuncio, en el que se solicitaba personal femenino para capacitación en el manejo de autobuses. "Acudí, me gusto muco y en tres días aprendí a manejar. La primera ruta que cubrí fue la de La Pradera al Panteón Dolores. La primera unidad que manejé fue un delfín", expresó.
Después Marina cubrió la ruta Estadio Azteca-Politécnico. En Ruta 100 comenzó desde la creación del organismo. El módulo 3 ha sido como su segunda casa, pues en ocho años siempre ha trabajado ahí. En la actualidad cubre la ruta 31, de Xochimilco a San Pablo Centro; maneja una unidad tipo Somex.
Con respecto a los usuarios Marina opina: "El usuario todavía no se acaba de acostumbrar a ver una mujer en esto, pero mis compañeras y yo hemos demostrado que la mujer puede con esta clase de trabajo. Además, algunas de nosotras desempeñamos el papel de madres, esposas y trabajadoras".
"Yo pienso que la mujer es más precavida para manejar; y no por ofender al hombre, pero siempre una mujer es más consciente y en mi caso espero a que la gente baje o suba de mi unidad correctamente. Es decir, trato de cuidar el pasaje y a mí misma", apuntó.
Luego continuó: "Todos mis compañeros operadores cuidan que otros conductores no me hagan nada. Por ejemplo, los de peseros son muy malos en el volante, pues se cierran a cada momento; mis compañeros y yo los evitamos".
"Ruta 100 me ha brindado mucas satisfacciones, tanto económicas como morales. Me ha dado una profesión (enfermera instrumentista), me he superado; si no me hubieran respetado mi horario (14:00 a 22:00 horas) no habría acabado mi carrera, ya que entraba a las 7:00 y salía a las 13:00 horas. Además, tengo muchos amigos que me estiman y respetan; por ser mujer me chiquean y me dan ciertas preferencias".
Al referirse a la feminidad, Marina opinó: "La feminidad dentro de este trabajo no se pierde. Es imposible, una es mujer y como tal se debe comportar, aunque en ocasiones es incómodo usar vestido para trabajar, pero eso no es ningún impedimento para desarrollar bien nuestra actividad".
Marina está casada con un operador de una línea foránea y tiene 3 hijos: 2 varones de 12 y 14 años y una pequeña de 7. "Mi esposo ~prosiguió~ está de acuerdo con mi trabajo, él es de las personas que opina que la mujer puede hacer toda clase de labores. Mi familia se siente orgullosa de mi trabajo, mis platican con sus amigos que su mamá es operadora y maneja una unidad de R-100".
Con relación a su empleo, Marina abundó: "Primero que nada mis problemas personales los dejo en casa. tengo una gran responsabilidad: muchas vidas; y si estoy pensando en mis problemas no podría concentrarme y ejecutar bien mi trabajo".
"Yo invito a las mujeres mexicanas a que practiquen toda clase de trabajos. Si hubiera la oportunidad algún día de que yo capacitara a mujeres que desearan ser operadoras, lo haría con gusto. La mujer es capaz de desempeñar este trabajo y más", concluyó.
Irma Altamirano Garzón
En el módulo 23 labora Irma Altamirano Garzón, quien es operadora de una de las unidades que cubre la ruta 59. Su ingreso a Ruta 100 fue a través de la municipalización del transporte, en septiembre de 1981, pues trabajaba con los permisionarios en el grupo 17, conocido como Correos-Jamaica.
"El inicio no fue fácil. Se trabajaba por comisión en el boletaje y por la cantidad de vueltas durante el día. Los demás operadores nos aventajaban en experiencia y mis ingresos eran bajos. Ahora las condiciones anteriores desaparecieron, ya que gozamos de un sueldo fijo, de prestaciones y otros incentivos económicos", señaló Irma.
Asimismo, recordó: "En el tiempo de los permisionarios existió una escuela llamada las Güilas, ubicada en lo que ahora son las instalaciones de Palestina, donde se impartió un curso de manejo de autobuses que consistía de teoría por las mañanas y de práctica por las tardes, asistiendo tanto hombres como mujeres".
"El ser operadora mejoró mi vida familiar, ya que los anteriores trabajos que desempeñé me absorbían demasiado y no me permitían atender a mis hijos por las mañanas, como iban a la escuela. Ahora me siento satisfecha porque mi hijo mayor, que cursa la secundaria, se encuentra orgullosos de que yo sea operadora y de que él sea admirado por sus compañeros", finalizó Irma.
Yolanda Cuéllar López
La señora Yolanda Cuellar trabaja en Ruta 100 desde hace 7 años. En la actualidad cubre la ruta 127-A, que va de Tasqueña a Contreras, perteneciente al módulo 2. Su horario varía: una semana labora en las mañanas y otras en la tarde.
"Creo que el pueblo todavía no está preparado para comprender que las mujeres tenemos la misma capacidad que lo hombres para desempeñar cualquier labor", dice mientras señala que muchos usuarios la conocen, la saludan y la felicitan por su trabajo.
Yolanda se siente satisfecha y a la vez orgullosa de conducir una unidad de R-100. Agregó, que si alguna de sus hijas deseara ingresar al Organismo, ella la apoyaría y aconsejaría.
En sus ratos libres gusta de leer cuestiones de temas científicos y de viajes espaciales. Sus hijos se sienten orgullosos de su labor y cada vez que tienen oportunidad de contar que su mamá es operadora de R-100, presumen de ello. A Yolanda le hubiera gustado ser una lideresa como Margaret Tatcher o Indira Gandhi.
Aydé Aguilar Dorantes
El módulo 23 es uno de los pocos que cuenta con operadoras, siendo Aydé Aguilar Dorantes una de ellas.
Con once años de experiencia al servicio del transporte, Aydé comenta: "El interés por manejar un autobús fue simple curiosidad. Pensé que no sería tan difícil hacerlo y la oportunidad se me presentó cuando, en el tiempo de los permisionarios, apareció una convocatoria en los diarios, la cual ofrecía capacitación a mujeres interesadas en manejar un camión".
Ella se inició como ayudante de mecánico, después fue operadora de la ruta Santa María-Colonias en la línea 14, para posteriormente ingresar a R-100 en el módulo 23.
Aguilar dice: "En un principio los operadores no nos aceptaban, argumentando que no teníamos la capacidad necesaria para manejar, pero poco a poco cambió su actitud y ahora son diferentes".
Casada y con tres hijos, Aydé tiene como pasatiempos la lectura de novelas de Edgar Allan Poe, la música rock(cursiva) y la práctica del fisicoculturismo. En este último tiene año y medio de ejercitación, debido a que la mayor parte del tiempo la pasa sentada frente al volante.
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