22 de julio de 2016

Compactación Módulo 16 2da. Parte

Julio 22, 2016


El módulo 16 fue entregado a la delegación Coyoacán

El coyote, mudo testigo de los cambios

Facundo Roque Nava
Ruta Cien, Octubre 1990

El coyote ni se inmutó cuando el delegado en Coyoacán, Fauto Zapata Loredo, dijo: "Jesús Martínez Álvarez, director de Ruta 100, fue la pieza clave y definitiva para lograr el cierre del módulo 16 de la colonia El Carmen, en Coyoacán".

En efecto, ahí a un lado del presidium, el coyote, un autobús de los primeros que conformaron el parque vehicular de lo que fue la línea colonia Del Valle-Coyoacán, era mudo testigo de los rostros alegres de los habitantes de la colonia El Carmen que, como lo dijo nuestro administrador general, "están viendo culminadas sus gestiones que durante muchos años permanecieron olvidadas".

Fausto Zapata Loredo, delegado en Coyoacán, los asambleístas Esperanza Gómez Mont y Juan José Castillo Mota, el presidente de la H. Junta de Vecinos de Coyoacán, doctor Salvador Gámiza Fernández y el presidente de la Asociación de Residentes de la colonia El Carmen, doctor Juan Carlos Ulace, fueron testigos también cuando el titular de R-100 informó que la salida del módulo 16 de los predios que ocupaba en esta colonia, había sido un proceso difícil.

"Aparentemente es fácil decir que se cierra un módulo de Ruta 100, pero para poder lograr esto se requiere de arduas negociaciones entre R-100 y sus trabajadores sindicalizados", manifestó Martínez Álvarez.

"Sin embargo podemos decir con satisfacción que en esta ocasión los trabajadores de R-100 hicieron gala de una verdadera conciencia en cuanto al compromiso que se tiene con la ciudadanía para preservar el medio ambiente", añadio en medio de la ovación que los habitantes de Coyoacán le tributaron.

Reconocimiento a R-100

Intelectuales, políticos, maestro eméritos de la UNAM, y un sinnúmero de personas más miraban al fondo, a obscuras, el módulo vacío que albergó a 262 trabajadores de Ruta 100, el espacio que regresa a la comunidad y que, como dijo el delegado de Coyoacán, ahora requiere un verdadero estudio para determinar el uso que se le dé, pero todo conforme marca la ley.

Los niños, la gente adulta, estaban admirados de la presencia de El Coyote; le accionaban el claxon y algunos hasta querían posar para los fotógrafos a bordo de esa valiosa antigüedad.

Fausto Zapata Loredo seguía diciendo: "la instrucción para la reubicación del Módulo 16 fue del Jefe del Departamento del Distrito Federal, Manuel Camacho Solís, pero no dejamos de reconocer el trabajo logístico que realizó Ruta 100 para reubicar los autobuses. Fue una tarea muy compleja, pero todo lo que se tuvo que hacer no hubiese sido posible sin la resuelta participación de Jesús Martínez Álvarez".

61 Años

Antes, en medio de la emoción de los coyoacanenses, el contador público Domingo Suárez Nimo, gerente de Atención Ciudadana de Ruta 100, informó a los asistentes que con la desaparición del módulo 16, en sus dos anexos, se reubicaban 113 autobuses, 74 mecánicos, 147 operadores y 41 empleados administrativos.

Las instalaciones funcionaban desde 1929 como origen y destino de la línea Colonia Del Valle-Coyoacán y, desde 1981, como módulo de Ruta 100. La superficie de los dos anexos supera los 6 mil metros cuadrados y construidos hay 2 mil metros cuadrados.

La hija de Francisco Sosa, ahí presente, lo reafirma: "efectivamente, aquí estuvo la Línea Del Valle-Coyoacán. Por ejemplo, mire ese autobús; es de los primeros que dieron servicio en la línea que le digo". Y, sonriente, señala El Coyote.

Agrega: "es triste decirlo, pero este módulo en su tiempo fue necesario; ahora, desgraciadamente ya no. Qué bueno que se haya reubicado porque creo que estaba dañando esta zona de alto valor histórico".

Los motivos

Los habitantes de la colonia El Carmen, Coyoacán, desde hace ya más de seis años, habían demandado la desaparición del módulo 16 de esa zona, en virtud de que ocasionaba un sinnúmero de problemas: las calles aledañas eran ocupadas por autobuses descompuestos, el ruido de los autobuses cuando, desde muy temprano, empezaban a calentarse, ocasionaban molestias, las constantes maniobras de pesados autobuses y la reparación de los mismos daba lugar, también a transtornos...

"Necesitamos y queremos una ciudad ordenada; necesitamos y queremos una ciudad donde todos podamos vivir en paz. Por ello me uno a los colonos en la satisfacción que sienten porque han culminado sus gestiones y al licenciadoFausto Zapata lo felicito por haber escuchado y atendido las peticiones de la comunidad", apuntó el titular de R-100.

Posteriormente, el presidente de la Asociación de Residentes de la colonia El Carmen, doctor Juan Carlos Ulace, agradeció a R-100 la reubicación del módulo 16, en virtud de que, dijo en esta zona casi no se utiliza el autobús.

Y efectivamente, mientras en la colonia El Carmen se festejaba la salida del módulo 16, en otros puntos de la ciudad, quizá en el mismo perímetro de Coyoacán, se festejaba la llegada de más autobuses para las clases más necesitadas, razón de ser de nuestro organismo.

Y así, en medio de la satisfacción en los rostros de los beneficiados con la medida, el Coyote volvía a la vida y ofrecía un paseo por el interior del módulo a quien los deseara, invitación que muchos no despreciaron.

Las lágrimas la traicionaron

La lágrimas la traicionaron; 24 años de su vida quedaban atrás con el cierre del módulo 16. "Es mucho mi sentimiento y por el momento no he aceptado irme a trabajar a otro módulo", dice la señora Evangelina Arellano Orenza, al asistir al acto con el cual se entregaba oficialmente el módulo a las autoridades de la delegación Coyoacán.

En medio de sus compañeros, quienes le tienen una gran estimación, la señora Evangelina añade: "me da mucha tristeza que esto suceda. Yo entré a trabajar al módulo cuando mis hijos usaban pañal. Actualmente mi hija es contadora pública y mi hijo ingeniero químico. ¡Cómo ha pasado el tiempo!".

Y ya con las lágrimas en los ojos, visibles a tráves de sus lentes, manifiesta que por el momento no ha aceptado trabajar en otro módulo. Es bonito dejar de trabajar, porque tiene uno más tiempo para atender el hogar y nuestra familia, pero a la vez muy triste, porque me separo de una gran familia que era el personal que trabajaba en el módulo 16.

Tras señalar que ella considera que el módulo no estaba haciendo ningún daño en la zona, pero que los colonos sus razones tienen para solicitar su reubicación, la señora Evangelina, quien durante muchos años se desempeñó como cajera, recuerda que los trabajadores eran muy decentes y dedicados exclusivamente a sus labores. Con nadie se metían.

El acto había terminado, las notas de la canción "Yo soy de San Luís Potosí" se dejaban de escuchar, los asistentes poco a poco abandonaban las instalaciones y la señora Evangelina y sus compañeros pedían la foto del recuerdo y concluían: "es muy triste esta despedida, pero nosotros estamos consientes de los beneficios de la compactación modular".





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