11 de agosto de 2023

Don Quijote en el Módulo 10

Agosto 11, 2023


En el módulo 10 la creatividad dio forma a la leyenda de Don Quijote

Abigail Cervantes
Ruta Cien, septiembre 1989

"Mira, mi querido Sancho, si podré cambiar mi caballo Rocinante por uno de estos modernos autobuses de color amarillo y café. Me han dicho que en ellos se transporta mucha gente y nosotros la podremos salvar de los peligros".

Y Sancho, como de costumbre, escucha a su amo y señor Don Quijote, el ingenioso hidalgo de La Mancha. Ambos viven convertidos en esculturas de tamaño natural, formadas con desechos metálicos de los camiones y terminados en tono cobrizo, en el módulo 10 de Autotransportes Urbanos de Pasajeros R-100, desde octubre de 1984.

¿Los escultores? Los electromecánicos Ándres Durón Torres, de 30 años de edad, y Nicolás Atilano Meza, de 29, y el carrocero Jesús de la Trinidad Torres Hernández, de 45 años.

Un día Ándres formó con un tornillo y algunas tuercas, dos muñecos más parecidos a robots, a los que sólo les faltaban los sistemas electromecánicos para que funcionaran.

Alguien los vio, y le dijo:

-¿Para quién son?
-Para una prima que vive en Estados Unidos.
-¿Por qué no haces otras para adornar un escritorio?

Ándres lo comentó con sus compañeros. Días después Jesús encontró una ilustración de Don Quijote y sancho Panza, hecha por el pintor Miguel Ángel par un libro clásico de esta obra inmortal de Miguel Cervantes de Saavedra: Don Quijote, montado sobre su fiel Rocinante, y sancho viendo a unos pastores en una colina.

                                                 

De ahí nació la idea. Con mucha imaginación y creatividad, luego de la jornada de trabajo, Ándres, Nicolás y Jesús le dieron a la obra y en tres semanas obtuvieron no sólo adornos para un escritorio sino también para el módulo.

Un totachamber se transformó en la cabeza de Don Quijote. Las carretillas de frenos, en los ojos. Dos cabezas de motor con válvulas, en el cuerpo. Los seguros del diferencial, en las rodillas. Los cuerpos del compresor, en los pies, todo sobre un tambor que sirvió de soporte.

Para Sancho Panza, el escudero fiel del caballero de la triste figura(cursiva), una tapa de tambor de aceite se convirtió en sombrero. Una transmisión de caja, en la cabeza. La tapa de un estopers, en el cuello. Diferentes partes de los sistemas eléctricos, de transmisión mecánico,  de la bomba de agua y las matracas, en el voluminoso vientre, además de otras piezas que terminaron de darle forma.

En un principio, caballero y escudero fueron colocados a la entrada del módulo para admiración de unos y perchero de más. Hace dos años fueron cambiados a la entrada de la gerencia modular y se les mandaron a hacer sendas jardineras. "Es satisfactorio que nuestro trabajo sea reconocido y esté a la vista de todos", platica Jesús.

Ellos desconocen que otras personas han empleado materiales de desecho para hacer esculturas, como el artista mexicano Feliciano Béjar, quien las ha utilizado para recrear figuras geométricas.

Los tres dicen desconocer las expresiones artísticas, pero su creación está allí. Sus familiares les han felicitado. Ellos se animan y piensan que, con imaginación y muchas ganas, podrán hacer más cosas. Así demostrarán que en Ruta 100 no sólo se trabaja bien, sino que en el tiempo libre los artistas cobran vida y sus ideas se concretizan.







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