Mano de obra de alta calidad en el Centro de Reconstrucción
Lourdes Ovalle y David Padilla
Ruta Cien
Con instalaciones dignas y propias de un taller industrial dedicado a la manufactura de autobuses, y contando con mano de obra altamente calificada, el Centro de Reconstrucción de Autobuses (CRA) es todo un complejo laboral donde la alta calidad en el trabajo es una característica siempre presente en el predio conocido como Fuerte de Loreto.
Aprovechando la infraestructura de este terreno, en 1989 fue creado el taller general que conocemos como Cabeza de Juárez y participan en su arranque poco más de ochenta trabajadores provenientes de varios módulos, para conformar así la primera planta de trabajadores especializados en la reconstrucción integral de autobuses, así como en la reparación de motores.
El Fuente de Loreto se divide en cuatro grandes áreas, que son: talleres de recuperación de partes, rectificación, laboratorio y centro integral de reconstrucción de unidades.
De esta última área hablaremos después de haber realizado un recorrido por el CRA.
La Reconstrucción
Llevar a cabo la reconstrucción integral de un autobús es una tarea minuciosa, que precisa de un trabajo bien organizado y ejecutado por trabajadores con experiencia en el ramo. Así, encontramos que el remozamiento de una unidad pasa por dieciseis estaciones, que van desde su desmantelamiento y diagnóstico hasta la prueba de carretera, en un tiempo proximado de un mes.
Actualmente el CRA cuenta con ciento ochenta trabajadores repartidos en las 16 estaciones. Dicho conjunto es integrado por: transmisionistas, carroceros, electricistas, vidrieros, muelleros, pintores, grupo de mantenimiento industrial y mecánicos.
De las etapas más laboriosas resalta el desmantelamiento de las unidades que ingresan al proceso de remozamiento. Personal de los grupos mecánicos y carroceros inspeccionan tramo a tramo la unidad la unidad, poniendo especial interés en las láminas y el chasís, determinando el grado de daños a reparar.
Basados en un reporte de diagnóstico, el grupo siguiente se encarga, principalmente, de reforzar la estructura de la unidad, cuestión vital, dado que en el centro del autobús es donde se concentra el mayor peso, evitando así que en un lapso corto esta parte tenga que repararse. Parte del reforzamiento incluye también apoyos traseros con la finalidad de que el motor tenga un buen soporte.
Aprovechando el desmantelamiento total de la unidad, se colocan los ejes traseros nuevos, al igual que los tanques de almacenamiento, además de la instalación eléctrica completa. Este trabajo requiere de minuciosidad.
Al término de estas etapas encontramos que la estructura está totalmente renovada y reforzada, lista para la aplicación de una pintura anticorrosiva que ayudará a retrasar nuevas picaduras u oxidaciones; en esta estación también se pinta el encapsulado del motor, según sea este. En el caso del Detroit Diesel se pintará de color plata y si es Mercedes Benz, será verde.
Entre ires y venires del personal, ruidos de taladros, martillazos, truenos y luces de soldadura, conforme va avanzando por las estaciones programadas, la unidad va tomando forma y fondo. Más aún cuando en la sexta estación, laminado, se coloca previamente el tablero eléctrico de la parte trasera del autobús, así como el tablero de instrumentos. Inmediatamente se coloca lámina recuperada (del taller de rehabilitación) o en su defecto lámina nueva.
Aunque no es una tarea compleja, la instalación de pisos o loseta es un trabajo importante de cuidar, dada la rapidez con que este piso se acaba por el uso. Para ello el reforzamiento de la estructura sirve para la duración de la loseta. En la tabla parte trasera se colocan tres tablas de triplay con medidas de 1.20 por 2.43 metros; las tablas utilizadas miden 3/4 de pulgadas en lo que a espesor se refiere.
De gran relevancia resulta el trabajo de habilitación de transmisión y motor; este último ha sido previamente echado a andar en un probador creado por los mecánicos encargados de la etapa de arranque de motor. La ventaja de este probador es que facilita la detección de fallas antes de ser montado en la unidad.
Proceso de Pintura
Terminado lo que se podría considerar como reparación mayor, la unidad es preparada para una primera mano de pintura, para posteriormente aplicar la pintura de acabado, la cual se lleva a cabo en las cabinas de secado rápido con que cuenta el CRA.
Los detalles finales, como puertas, ventanillas, silletas y pasamanos, son especialmente cuidados por el personal del CRA, ya que, según informó el señor Armando Lugo Soriano, responsable del área de reconstrucción, es importante mantener la nueva imagen de Ruta 100.
Prueba de Carretera
Luciendo como nueva, la unidad reconstruida es preparada para la prueba de carretera, que conforma la etapa 15. Un electricista, un mecánico, un transmisionista, un operador y un supervisor, cada con su herramienta respectiva, abordan la unidad remozada para encaminarla a la carretera a Puebla, hasta el entronque a Chalco. Tramo en el cual este grupo va checando constantemente todo el funcionamiento mecánico y operativo a través del tablero de instrumentación del autobús.
Se pudo comprobar en la prueba de carretera a la que asistimos que, cuando sonó la alarma de temperatura de motor, el equipo completo atendió la falla. Por todo esto, podemos asegurar que cada una de las unidades reconstruidas en este CRA fue desarrollado mediante un trabajo de primera.
Por tal motivo, cuando este grupo entrega una unidad lo hace con la certeza de que esta va íntegramente perfecta.
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